Pronto recordé la frase del inmortalizado Musiu Lacavalerie : “Quedó como mi tía María sin el corsé” , cuando el Dr. Gudiño en su Editorial de la semana anterior me lanzó una knuckleball afuerita en la que casi abanico y quedo desarmado en el home después del swing. Me refiero a ese dato curioso que menciona y que me tiene “brincando como vieja con pollina!” – otra frase del Musiu -, que por ser un reto público el que me plantea el Dr. Gudiño me vi en la obligación de tomar practicas de bateo adicionales y hurtar algunos consejitos del Dr. Felipe Garcés recogidas en su columna Mi Turno al Bate. No está fácil el asunto, pero el reto está asumido; nuevamente recogiendo otra frase del Musiu les digo “no le vamos a ganar, pero le vamos a meter un susto!”.
Agradezco al Dr. Gudiño por tanta gentileza y apoyo a nuestra columna. Estoy seguro que está orgulloso, además de disfrutar al máximo (al igual que yo) de todas las enseñanzas, teorías, lecciones, historias y anécdotas que se escriben sobre el Béisbol en ésta pagina Web. Entonces iniciamos
con nuestra historia y espero sea de su agrado…
El Béisbol en
.
No cabe la menor duda que el Béisbol Profesional es un deporte, que además de ser un deporte es un espectáculo en la que asisten muchas personas que se hacen llamar fanáticos; que por ser fanáticos pagan una entrada para ver a sus equipos y exigen ser entretenidos durante y entre cada entrada. Por tanto no solo los peloteros participan y entretienen a los fanáticos en este espectáculo, sino que existen alegrías ocultas en un traje que hacen reír al público que asiste y esa es la labor de las mascotas en el Béisbol. Estas mascotas son jugadores mucho más grandes y divertidos, siendo parte importante del entretenimiento de la familia que va al estadio. Pero estas mascotas no solo entretienen al público sino crean un sentido de identidad y orgullo en el equipo de casa. Aunque su propósito principal es la diversión, hay un lado serio en ponerse ese traje.
Recuerdo pocas mascotas en los juegos de Grandes Ligas, el que viene más pronto a mi memoria es el Philly Fanatic, emblemática mascota de color verde que siempre acompaña en casa a losPhillies de Philadelphia. También son recordados Sr. Met mascota con cabeza de pelota de los Mets de Nueva York; FredBird el pájaro rojo de los Cardenales de San Luís; Bernie el bigotòn (al mejor estilo del lanzador Rollie Fingers) de los Cerveceros de Milwaukke y de los más recientes, Screech otro pájaro mascota de los Nacionales de Washington.
Sin embargo, el béisbol como espectáculo y entretenimiento, no se inicio con la presencia de mascotas en los estadios de béisbol, sino con la figura de una cara visible, sin nada oculto en trajes de animales. Este personaje fuè considerado “El Príncipe de los Payasos del Béisbol”; me refiero a Max Patkin; algunos lectores lo recordarán con sus muecas y payasadas en los entretelones de la versión para América Latina de Lo Mejor de
Haciendo memoria recuerdo algunas bromas de Patkin en el paseito de Lo Mejor de
Cara y piernas flexibles del cómico del béisbol.
“La primera vez que vi a Max, ni me imaginaba que iba a ser su amigo de aventuras y de tertulias. Fue en Bradenton, Florida, antes de un juego durante los entrenamientos de los Piratas en 1972. Me llamó la atención la gracia que exhibía al imitar los movimientos de los peloteros. Por ejemplo, mientras calentaban los infielders, cada tres outs, durante los juegos, se paraba tras la primera base, y hacia su mímica idéntica, al mismo tiempo que él, pero en cómico.
Aun cuando no era bigleaguer, ni siquiera pelotero, fue uno de los personajes más notables que conocí en el ambiente de las Grandes Ligas. Se llamaba Max Patkin, y su profesión fue la de payaso en el béisbol, pionero de las mascotas que aparecieron después. Sólo que él salía con su cara al público, y era eso, su cara, lo que resultaba más cómico de cuanto presentaba en su espectáculo. Lo llamaron “Clown Prince of Baseball (El Príncipe de los Payasos del Béisbol)”.
Esa vez en Bradenton quise hacerle una entrevista y me invitó a comer. Además, de paso, me enseño algo muy valioso:
“Uno habla mejor mientras come” me dijo, “por eso Leones y Rotarios celebran en sus sesiones durante cenas”
Y fuimos al “Piar No Number”, un exquisito lugar, en las afueras de Bradenton. El menú estuvo mejor que la entrevista que escribí. Y así nació nuestra amistad.
Soportaba mi inglés. Solía decirme: “Aun cuando tu inglés es mas bien chino o algo así, lo
tolero, porque es lo único que tenemos para entendernos. Yo sólo sé decir en español, gracias, señorita y tres o cuatro groserías”.
Nos reencontramos varias veces durante los spring trainings. Me contaba de cuántos estadios de ligas menores visitaba cada año con su show. También iba a veces a los de Grandes Ligas, como a Shea Stadium, por lo que le vi allí algunas veces. Y fue en una de esas oportunidades cuando me dijo:
“Necesito que me ayudes. Tengo un problema. Necesito algo, y tú eres quien puede ayudarme”.
No podía creer que yo pudiera facilitar algo que necesitara esa estrella del espectáculo.
“Si, si, puedes ayudarme”, me dijo esa tarde en el dogout de los Mets, horas antes del juego de la noche, “pero tampoco quiero obligarte, comprometerte. Es sólo si quieres, si te parece bien, si puedes”.
“¿Que debo hacer?”
“Tengo que presentarme dentro de tres días en Evansville, Indiana. Y el problema es que he trabajado muy seguido ahí. O sea, conocen todos los chistes que hago, por lo que les prometí que en este viaje llevaría un ayudante para hacer cosas nuevas. Y la verdad, no tengo ningún ayudante, ni he pensado en ninguna cosa nueva. Por eso, necesito contar contigo”
“Mi querido Max, no soy un artista, y menos un artista de tu altura. Además, no tenemos tiempo de ensayar las rutinas que debemos hacer. ¡Son tres días nada más!”
“Si yo no, me preocupo por nada de eso, menos debes preocuparte tú, que no tienes las responsabilidades ante los clientes… ¡vamos, hombre, que la vamos a pasar muy bien, ya veras!”
Con Max yo lo pasaba siempre muy bien, la verdad, por lo que la aventura tampoco era una exposición fatal. Si fracasábamos en lo que debíamos hacer, pues seria un capitulo más, un fracaso más en mi vida, y más nada.
Así, a la mañana siguiente estaba yo con Max y con mi equipaje en el aeropuerto
En Evansville, ciudad de gente muy hospitalaria, amable y amantes del béisbol, el estadio era de
Durante el viaje, de unas dos horas y media, le pedí a Max me dijera que íbamos a hacer, porque yo no tenía la menor idea. Me explico varias rutinas y me dijo que en su equipaje llevaba un uniforme de pelotero yo debía ponerme. Él siempre salía al terreno con un uniforme
inmenso, de muchas tallas sobre la suya, que lo hacían ver realmente muy gracioso. Además, tenia la facilidad asombrosa para mover todos los músculos de la cara y hacer figuras cómicas; igual que todo su cuerpo era muy elástico, por lo que caminaba y corría con las piernas en ciertas formas que eran parte de su espectáculo cómico.
Antes del juego en Evansville yo tenia que fonguear unos roletazos para que él los fildeara alrededor del área del shortstop e hiciera sus figuras graciosas. Todo resultaba muy bien. La gente, más de 10 mil personas se reía y aplaudía. El hombre estaba triunfando. Mi labor era sólo de ayudante, de servir los ingredientes para los chistes que él hacía.
Durante el juego, entre innings, hicimos algunas cosas que resultaron bien. Una de esas rutinas era yo halaba un hilo que desarmaba su uniforme y lo dejaba desvestido, en interiores.Se le veían unos calzoncillos rojos, y con faralaes larguisimos, hasta más abajo de las rodillas. Eso enloqueció a la gente, que rió y aplaudió con locura.
Me sentía feliz, contento con el éxito que lograba el artista. Ya lo sentía “mi” artista. Quizá yo era el espectador más feliz entre los 10 mil y algo que estábamos en el parque.
Bueno… nuestra última aparición era después de terminada la segunda entrada del octavo inning. El final de esa rutina era que después de una supuesta discusión con él, la cual simulábamos con pura mímica, yo tenía que recoger un balde lleno de agua que parecía estar ahí accidentalmente, y vaciárselo contra la cara, de manera que lo bañara todo.
Jamás he podido saber por qué ocurrió, pero hice todo lo contrario de lo que debía. Por eso sentí en el primer momento que había fracasado, que era todo un desastre, que por culpa mía no triunfaría mi artista.
El problema fue que en medio del ritmo de la rutina, que era de mucha acción, una cosa ya tras la otra, me confundí, y en vez de tomar el balde de agua, lo hice todo con otro balde que estaba lleno de pelotas. A veces he pensado que alguno de los peloteros puso el balde de las pelotas ahí como una maldad. ¡¿Quién sabe?!
Pero lo que hice fue levantar el balde lleno de pelotas y lo vacié echándoselas contra la cara de Max. Me asombré cuando lo vi golpeado.Pero quizá la sorpresa que él transmitió a las tribunas con su cara de caricatura, causó la mayor hilaridad de todo el juego.
Aun más, Max, un real artista, soportó los golpes y aplicó en seguida su inmensa creatividad humorística. Vino, recogió el balde lleno de agua y me lo echó encima. Terminé enchumbado. ¡Pero fue un gran final de fiesta!
Al día siguiente, cuando íbamos a l aeropuerto, me sentí mal por los moretones que le veía a Max en la cara. Se lo dije. Me disculpé una vez más. Y entonces me dijo:
"No te preocupes que yo te eché el agua para que te resfriaras. Quizá mañana amanezcas engripado”.
Además del viaje en primera clase, el hotel y las comidas de cinco estrellas, Max Patkin me dio ochocientos dólares, ocho billetes de cien. Cuando me entregaba ese dinero, durante le vuelo, me dijo con voz de sincero, como siempre:
“Creo que tu trabajo vale más que esto. Pero no puedo pagarte más. Otro día será, te lo prometo”
Todo lo que respondí fue que con su amistad ya me consideraba bien pagado.
Lamentablemente, el “otro día” no llegò. Porque Max enfermó y murió, después de más de 50 años deambulando por los campos de las menores y las mayores, y a los 78 de edad. Su recuero es enternecedor, porque fue un gran artista, un divino personaje y un notable amigo.
Me hizo recordar siempre lo que decía el histórico escritor humorista de la radio y la televisión venezolanas, José Salazar: “Para ser buen actor cómico hay que ser antes buena persona”.
Como si fuera un Noticiero
Anunciaron las fechas para nombrar a los ganadores a los galardones del año 2009. Quedaron de la siguiente manera: Novato del Año el 16 de noviembre para ambas ligas, Manager del Año el 18 de noviembre también para ambas ligas. El Cy Young de
Visita: http://mlb.mlb.com/mlb/awards/y2009/
Yankees de Nueva York ¡¡¡ CAMPEONES!!!
Quedaron primero en su División, triunfaron en
Otro Japonés brillo en ésta serie, ese fue Godzilla Hideki Matsui, llevándose el Mas Valioso de
Será hasta el 2010 con el Béisbol de Grandes Ligas…
Caracas y Magallanes disputaron su sexto juego en la campaña, siendo esta vez la tropa capitalina la destrozò las aspiraciones de los turcos de mantenerse a la vanguardia de la clasificación de
Es todo por esta semana, hasta la próxima entrega con más noticias sobre el mejor deporte del mundo, el Béisbol.
Caracas 09 de Noviembre de 2009
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Frank Garcés
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